Virgen de Chaguaya
Para la fundación de
Tarija, fue necesario juntar indígenas chicheños, pobladores naturales de La
Plata y españoles deseosos de conquistar tierras para sí en el exuberante valle
de San Bernardo de la Frontera, las Salinas Chaco y Oran fueron invadidas por colonizadores
de buena y mala fe. Los campesinos cuyo origen es diverso, comenzaron a labrar
la tierra, permanentemente hostilizados por la fiereza chiriguana que defendía
su territorio.
Luis de Fuentes y
Vargas en varias ocasiones debió acudir en defensa y protección de los vecinos
de Chaguaya, asediados por los Chiriguanos.
Chaguaya,
que está situada a 60 km al suroeste de la ciudad de Tarija,
Bolivia, que por aquella
época, se cuenta que la sequía devastaba los cultivos, la peste diezmaba los
animales, las enfermedades causaban bajas dolorosas en las familias del
vecindario de Chaguaya. Años terribles, sólo la fe y la esperanza en días
mejores sustentaban el espíritu de los pobladores.
Aquí empieza la
leyenda, hilvanada con la imaginación campesina, limpia como la fe del
creyente.
Retornaban los esposos de la faena diaria, él traía
a lomo de acémilas pasto largo para techo de su nueva casa, mientras su esposa
conducía las ovejas, el día había sido como cualquier otro, la noche comenzaba
a tejer su manto sobre el valle, la costumbre de trasladarse en las noches, les
posibilitaba orientar sus pasos entre la escasa vegetación. Durante el día,
habían analizado una vez más la triste situación de los comarcanos, los
pastizales secos, el río escasamente dejaba un hilo de agua, las lluvias
oportunas serían la salvación de los cultivos y animales.
La pareja, acompasaba
el ritmo de los grillos con sus pasos, el chasquido de las pisadas de las
ovejas y cabras eran el son que rompía la monotonía del atardecer, si no fueran
estas pisadas el silencio de la noche sería completo para un escenario adornado
de quietas luciérnagas. De pronto, ambos divisaron no muy lejos un resplandor
que dibujaba el contorno del paisaje sobre un imponente fondo negro. Curiosos,
detuvieron la manada y dirigieron sus pasos hacia él, venciendo la rala
arboleda llegan hasta un frondoso árbol de molle, enceguecidos por el
resplandor, no ven sino una hermosa estela tricolor que en religiosa armonía,
deslizaba sus rayos del centro hacia los lados entrelazándose unos con otros,
la visión era tan extraña que los humildes chapacos no atinaban a nada, el
reflejo interior les hizo persignarse y mirar calladamente hacia el estrellado
cielo.
Estaban absortos
contemplando tan maravilloso juego de luces, que no alcanzaron a mirarse el uno
al otro. De pronto, los rayos de luz se fueron desprendiendo de su centro,
dando paso en forma paulatina a la bella imagen de la Virgen María, como
iluminados por un rayo divino, los esposos se postraron de rodillas e
inclinando el cuerpo, besaron el árido suelo, exclamando:
¡Virgencita mía!
¡Bendito sea Dios!
Los pastores no
pudieron precisar cuánto tiempo permanecieron de rodillas ante la imagen de la Virgen
María.
Al día siguiente, con
las primeras luces del día retornaron al lugar, reverentes, tomaron la imagen y
la llevaron consigo, colocándola en un sitial preferencial de su modesto hogar.
Al caer la tarde, los vecinos del lugar anoticiados, llegaron hasta la casa con
el objeto de conocer a la Virgen, pero grande fue la sorpresa
de los recién llegados así como de los dueños de casa al no encontrar la gloriosa
del amor.
Reunidos en gran
número, los vecinos se trasladaron en caravana al sitio donde fue recogida
horas antes, ante la perplejidad de los campesinos, encontraron la imagen
reposada en el frondoso árbol de molle, un hermoso halo de luz la envolvía, de
rodillas oraron toda la noche, en cuyo lapso, se fueron sumando otros
lugareños.
Al despuntar el día,
en solemne romería la trasladaron hasta una de las casas de la comarca,
concretando efectuar en horas de la tarde un cálido testimonio de fe católica.
Según lo convenido, se había reunido la comunidad en pleno, los concurrentes
inquietos, impacientes, vieron salir a los dueños de casa atónitos que no
podían explicar cómo había desaparecido la imagen del interior de la casa.
Comprendiendo que la
volverían a encontrar, se trasladaron hasta la meseta del árbol de molle, allí,
en el solitario paraje se encontraba la bella y dulce imagen de la Virgen, con
humildad, le rindieron pleitesía, lentamente se fueron encendiendo antorchas y
hogueras para acompañarla durante la noche. Los astros parecían alumbrar más,
la tertulia y las horas se hicieron más apacibles que nunca, una extraña paz se
apoderó de sus mentes y corazones.
Al amanecer, los
hombres amasaban la tierra, las mujeres trasladaban agua y los niños se
encargaban de proveer de pasto para la fabricación de adobes, mientras otros
aportaban palos, cañas y tejas; era un colmenar de gente, naciendo así la
primera Capilla de la Sagrada Imagen de la Virgen de Chaguaya.
Durante tres días y
tres noches los vecinos trabajaron y la acompañaron; viendo que la Virgen
no desaparecía más, por el contrario, les ofrecía su dulcísima sonrisa y tierna
mirada, optaron por trasladarse con sus enseres domésticos y construir sus
casas en la zona.
No pasó mucho tiempo
para que las cosas mejoraran. Los milagros de la Virgen de Chaguaya
llamaron la atención de otras gentes, la Santa Aparición fue conocida de
inmediato en Tarija y otros lugares, pues, las gracias concedidas son numerosas
entre los devotos que la visitan todos los años, cuya peregrinación al Santuario
de la Virgen de Chaguaya se realiza del 15 de agosto al 14 de
septiembre. Los habitantes de la ciudad de Tarija
y de todas las provincias y localidades aledañas, peregrinan al santuario de la
Virgencita.
Una larga
columna de creyentes inician su caminata desde la ciudad de Tarija,
pertrechados cada uno con una mochila o un bolso
con provisiones, una frazada, ojotas o calzados livianos y una cantimplora llena de
agua; dispuestos a enfrentar el largo recorrido de sesenta kilómetros. El
numeroso contingente de fieles llega al santuario a pie (tras una caminata que
dura aproximadamente 12 horas) por una ruta de peregrinación que atraviesa los
valles, valles que en esta época (invierno) se tornan secos y el clima es frío.
En
el pueblo se puede degustar comidas y bebidas típicas como el jugo de caña,
o las tradicionales chirriadas (especie de
tortillas de maíz) o los tamales y el chancho al horno.
VIRGEN DE CHAGUAYA. RUEGA POR NOSOTROS
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